viernes, 1 de septiembre de 2017

CRÍTICA A LA OBRA "UN MUNDO EN MIS ZAPATOS"





Al andar se hace camino
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar



Función de prensa de El Mundo en mis Zapatos, martes 29 de agosto al mediodía. Comedia dramática inspirada en la vida de su protagonista.

Lo primero que hay que decir es que Brenda Fabregat da una clase de actuación. No es fácil llevar adelante el ritmo, la atención y la sensibilidad a lo largo de un unipersonal, y más aún cuando se habla, se exterioriza, se antepone la propia experiencia. En El Mundo en mis Zapatos la protagonista logra sostener todo lo emocional, consigue que como espectador nos podamos ver reflejados, sino en todas, por lo menos en algunas de sus escenas, en alguna de las partes de  su vida, en alguno de sus pares de zapatos que de alguna manera identifican determinados momentos de su vida. 

Brenda aparece tomando un sorbo de malbec, casi al inicio de la obra y nos cuenta que pasará la noche sola porque su marido la dejó y él le pidió pasarla con sus dos pequeños hijos en común. Desde allí, como una cinta de un audiovisual que uno intenta volver atrás, Brenda nos cuenta cómo llegó a esa situación. Nos describe sueños y frustraciones, nos contrapone su contagioso humor y la sonrisa en segundos, se transforma en lágrimas y dolor. Se nota mucho que ella lo siente así, y en el medio lograr subirnos a esa montaña rusa emocional. Ese viaje, que seguro, está abigarrado en su alma. Uno, como espectador hace empatía, le toma la mano en silencio y logra emocionarse al tiempo que Brenda nos muestra ese camino que hizo al andar.

El Mundo en mis Zapatos hace reflexionar muy seriamente a la mujer en su rol de mujer cautiva cuando se transforma en madre, mujer robot, como lo llama la protagonista. Qué pasa con la mujer cuando deja de ser la amante para transformarse en mamá. Brenda descubre por ahí que ya él no la miraba como mujer. Muy carnalmente ella nos angustia a todos cuando recuerda la imagen de sus hijos al momento de la separación. Brenda además  le corre el telón al rol de hombre que como cazador sale tras el levante de cualquier manera. Por eso la obra logra que en cada instante alguien se pueda estar observando a sí mismo. 

Brenda Fabregat recorre su historia personal y habla de su familia, de sus sueños desde muy chiquita. En su análisis la protagonista abre debate, la platea en silencio, y a veces con murmullos participa con mucha atención. Las disquisiciones de la actriz, mueven a la reflexión. Muchos elementos puestos en juego que salen airosos a la hora del resultado. No en vano detrás de todo esto se divisa el talento en la dirección de Eloísa Tarruella.

Como bien lo describe Brenda Fabregat en la entrevista a nuestra página La Letra Tal Vez: Hay una sensación predominante y es la de: puedo salir, puedo ser feliz; no importa cuántas veces estuve (o estaré) en el fondo. La sensación es de plenitud (esa mezcla tan bonita entre felicidad y armonía a la vez). Aunque cuando buceo en aquellos dramas es inevitable que aparezca la tristeza. Pero es un dolor trabajado, que me empuja hacia adelante”.


Dramaturgia: Brenda Fabregat y Eloísa Tarruella // Intérprete: Brenda Fabregat // Dirección: Eloísa Tarruella // Funciones: Sábados 22.30 hs. // En la sala Pan y Arte, Boedo 880

Prensa: Silvina Pizarro


Crítica: Walter Gómez

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