lunes, 12 de junio de 2017

CRÍTICA A LA OBRA TEATRAL "HIJO DE H"




Veinticinco de Diciembre, es la casa de Tobías Hidalgo, un niño que ya hace tiempo ha dejado de serlo, que tiene canas en su cabeza y arrugas en su piel pero que de todas maneras viste un atuendo de un niño de seis años de la década del sesenta con sus largos tiradores su pantalón negro, su camisa de hilo blanca y el detalle que nunca podía faltar, un hermoso moño de color rojo o negro, no recuerdo bien. Es Tobías quien está ansioso por abrir los regalos, por ver a sus hermanos, se encuentra en ese estado en la que un pequeño muchacho en toda Navidad se haya, con ansiedad y alegría. Sus actitudes son todas las de un niño muy educado, mimado y juguetón que sigue viviendo junto a su madre de la cual pareciera estar enamorado, y a la que en todo momento quiere agradarle. Su madre una mujer grande, tosca pero con su cuota de dulzura está en plena preparación de los festejos de la navidad esperando al resto de la familia, sus hijos su nieta y la amiga de la hija. 



Esa noche en la que el cristianismo está acostumbrado  a que solo sea de paz y amor sucede algo que cambiara el destino de cada uno de los integrantes de la familia, un secreto que se devela, una verdad que sale a la luz una actitud que nadie esperaba. La familia no se elige. ¿La familia Hidalgo habrá decidido disolverse de una vez por todas? ¿Habrán decidido perdonarse y continuar felizmente la Navidad? 



Hijo de H una obra que mezcla diversos lenguajes, y ofrece en  diferentes capítulos, un hibrido entre lo audiovisual la música y la danza que atrapa en cada minuto que asusta, que sorprende, que la obra quiere que te quedes y no te vayas.

Hijo de H, de Lucas Gingles y Sol Salaberria

Actúan: 

Juan Pablo Carrasco, 
Ezio Fioranelli, 
María Luisa Gingles,
Carla Maieli, 
Bernardo Romano y 
Paula Stephanus

Dirección: Lucas Gingles y Sol Salaberria


Crítica: Cecilia Durán

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