sábado, 4 de septiembre de 2010

LA PALABRA

Oprime la oscuridad de este encierro,

Donde las voces se deforman todo el tiempo,
anunciando el final de la palabra.
Semejante símbolo es ultrajado por las marionetas
que consumen heces en carretilla,
expulsadas por un amplificador de imágenes invisibles,
pero de enorme perjuicio para las almas.
La palabra desaparece y en el mismo acto,
se disuelven nuestros sueños.
Hay una silueta por detrás de la multitud
que acecha con el pensamiento pero nadie lo ve.
Es un fragmento de silencio
en el que alguien avizora un intento de recuperación.
¿Quien es capaz de tomar con un solo puño
ese halo y transformarlo en una nube tan siquiera?
Esta oscuridad tiene la imagen de la muerte
exhalando el mal aliento del que los gusanos
se alimentan todas las mañanas.
Un loco abre la puerta en medio del mareo
 y grita a viva voz una poesía.
Desde ese momento
el otoño nos dejó respirar un poco del aire
del que viven las gaviotas.

Walter Gómez
o6/05/10

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